La angustia anticipa el interdicto (lo prohibido); nace por la necesidad de superar el "pecado" y la libertad de rechazar lo prohibido. Nos conduce de un estado de conciencia inmediata a un estado de reflexión que anticipa la posibilidad de "pecar". Es un plan que está en proyecto permanente.
Es la lucha por la libertad bajo la presión del "pecado" ante la posibilidad del sosiego que producirá la palabra, el "verbo" que redime, y el bien que nunca se concreta. Anticipa el futuro porque permanece en el pasado. Es la posibilidad de elegir ante la "nada"; la posibilidad de redención más allá del bien y el mal; pero mientras se vive "ins blaue hineim", no se puede retroceder y arrepentirse... Es la dialéctica corrosiva entre el arrepentimiento y la resistencia al interdicto ante la posibilidad del bien que anticipe la libertad.
Es una antipatía simpática o una simpatía antipática. Mientras que en la pena la persona queda ligada a la causa que la provoca, en la angustia es capaz de pensar en la pena; la persona se relaciona con la amenaza constante y descubre la bipolaridad del "yo"; la dualidad espiritu-materia que mantiene la síntesis de lo heterogéneo en el alma, donde lo temporal se une con lo eterno.
Es una antipatía simpática o una simpatía antipática. Mientras que en la pena la persona queda ligada a la causa que la provoca, en la angustia es capaz de pensar en la pena; la persona se relaciona con la amenaza constante y descubre la bipolaridad del "yo"; la dualidad espiritu-materia que mantiene la síntesis de lo heterogéneo en el alma, donde lo temporal se une con lo eterno.