Existe una creciente brecha entre ser un individuo de jure y un individuo de factum; es decir de tomar el control de nuestro destino y hacer las elecciones que realmente deseamos hacer. Ser un individuo de jure, es ser un individuo de sentirse culpable en la derrota, de vivir a diario con el peligro del desprecio y la reprobación, mientras que ser un individuo de factum es ser un individuo solidario, que conoce y defiende sus derechos, y tiene el control de su vida.
Hoy la tarea de los gobiernos parece ser defender la evanescente esfera de lo público, alejando el poder a toda máquina de las calles, más allá del alcance de los ciudadanos, porque los principios estratégicos de los que tienen el poder son el escape y la evasión, y su estado ideal es la invisibilidad. En el espacio público hay cada vez menos temas realmente públicos y los individuos están siendo progresiva y sistemáticamente despojados de su ciudadanía y expropiados de sus intereses como ciudadanos. Bajo tal situación, es cada vez más improbable que el individuo de jure pueda convertirse en un individuo de factum.
Una nueva agenda emerge de lo público que aparece en la brecha entre el individuo de jure y de factum. Si se quiere, entre la libertad impuesta legalmente y la libertad objetiva; es decir, la capacidad genuina de autoafirmación, visiblemente ausente o, en todo caso, inaccesible para la mayoría. Sin embargo, "la necesidad de pensar es lo que nos hace pensar", dice Adorno. El pensamiento no puede ser explicado, pero necesita una explicación, porque, la búsqueda activa de su valor de mercado y la urgencia de su consumo inmediato amenazan el valor genuino del pensamiento.
Dice Adorno, "El inviolable ostracismo intelectual es hoy la única manera de mostrar algo de solidaridad (...) El observador desapegado se halla tan comprometido como el participante activo; la única ventaja del primero es su entendimiento de ese compromiso y la infinitesimal libertad que radica en el conocimiento como tal". La tarea impuesta al individuo es esencialmente la misma desde el principio, autoconstituir su vida individual y tener redes de vínculos con otros individuos autoconstituidos para regenerar una sociedad solida, de solidaria, a partir de una modernidad líquida, de liquidez de mercado.
