APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

viernes, 1 de septiembre de 2017

"USO DEL LENGUAJE"

"Los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo". Ludwig Wittgenstein

Frente a la lógica monista hegeliana, que consideraba la realidad como un todo indivisible, Russell defendió una lógica pluralista y atómista que daba por supuesto que el mundo era una multiplicidad de cosas separadas. Podemos decir que para Hegel lo importante es lo infinito en su relación con lo finito y Russell adopta la lógica desde lo finito; es decir, a través de la relación del hombre con el objeto.

La implicación más importante de la postura de Russell es que el lenguaje solo admite proposiciones sobre los hechos, simples y atómicas; es decir, los hechos percibidos por los sentidos. Con esto, Russell está dando por supuesto que lenguaje y mundo son isomórficos; es decir, que tienen la misma estructura. Sin embargo surgen problemas en algunas proposiciones complejas que no pueden ser reducidas a proposiciones atómicas por lo que hay que concluir que en el mundo además de hechos atómicos, también hay hechos "generales". De hecho, Russell concluye que el número de objetos del universo no es finito, criticado por Wittgenstein por no ser una verdad lógica. 

Wittgenstein intentó descubrir la relación entre el lenguaje y el mundo (el mundo de Wittgenstein son los hechos, lo que acontece, lo que ocurre, lo fáctico). Las cuestiones existenciales, religiosas, éticas, estéticas; si la vida tiene sentido, si existe alguna divinidad y cual es la relación con nosotros, no son más que pseudoproposiciones para él; es decir, que el lenguaje ha sobrepasado sus límites. 

Sin embargo la lógica nada dice sobre el mundo ni describe los hechos. Para hablar de la lógica hay que salirse del mundo. Las tautologias tampoco dicen nada del mundo, son verdaderas en todos los casos independientemente del mundo y las contradicciones son falsas en todos y cada uno de los casos independientemente del mundo. La verdad de las tautologias es cierta; la de las contradicciones imposible, y la de las proposiciones posible. No hay proposiciones necesariamente verdaderas, ni leyes científicas, solo hipótesis. 

Wittgenstein consideraba que cuando escuchamos una proposición, primero captamos su significado y solo en un segundo paso podemos determinar, previa contrastación con el mundo, si es verdadera o falsa. En este contexto podríamos situar los halagos, las falsas promesas y otros procedimientos que a través del lenguaje utilizan los políticos para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de su propia ambición. 

La sociedad moderna, ávida de juegos, y de satisfacer su curiosidad superficial instigados por la influencia de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías; es decir, de extender el conocimiento de la confusión; un legado de la ilustración que entendía que la acumulación de conocimientos científicos y técnicos llevaría a la depuración moral de los individuos y no ha conseguido más que tenerlos entretenidos y confusos. 

Según Wittgenstein los ateos y creyentes tienen algo en común: ambos son víctimas del pensamiento científico. Los primeros, como Russell porque no encuentran pruebas de la existencia de Dios; los segundos, porque intentan probarla. Sin embargo, las creencias y la apreciación estética se muestran en nuestras acciones y reacciones. Todo lenguaje nace de una forma de vida,  y si esa vida cambia, su lenguaje reflejará el cambio. El lenguaje está tejido con las acciones, nace de la praxis de una comunidad. El problema surge cuando el lenguaje se sale de su engranaje para hacer fiesta y comienza a girar en el vacío, apoyando una forma de vida que no tiene sentido más que para enriquecer barrigas.