APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

martes, 24 de noviembre de 2020

EL ÁRBOL DE LA VIDA

 "La vida se me ha aparecido siempre como una planta que vive de su rizoma. Su vida propia no es perceptible, se esconde en el rizoma. Lo que es visible sobre la tierra dura solo un verano, luego se marchita, es un fenómeno efímero (...) lo que se ve es la flor, y ésta perece. El rizoma permanece. "  C.G.Jung 

El río de la vida nos lleva. Numerosas vidas atraviesan las augas estigias sin descubrir su propósito. Para Edward Bach la finalidad de la vida es la de aprender a transformar los defectos en virtudes para que la personalidad y el alma estén en perfecta armonía y, para Carl Jung, la finalidad de la vida consiste en transformar el yo, y expandir nuestra conciencia mediante la vivencia de los arquetipos como fuerzas evolutivas.

Seguro que nuestro breve paso por la vida debe ser un momento en el transcurso de nuestra evolución. Estamos aquí para obtener el máximo de sabiduría y de experiencia; para desarrollar virtudes y eliminar todo nuestro karma malo, avanzando de esa forma, hacia el perfeccionamiento de nuestras naturalezas. En ese camino, el alma nos guía y nos protege para llevarnos siempre a un estadio superior. Mientras que nuestra alma y nuestra personalidad estén en armonía tendremos paz y salud. Pero cuando nos desviemos del camino engañados por los deseos del ego y, la persuasión del poder, surgirá el conflicto interior que es la raíz del sufrimiento y de la enfermedad. 

El ego solo tiene acceso a una parte de la realidad, pero podemos ampliar su capacidad de conciencia y reconocer otras partes de nosotros y de la realidad que permanecen  en el crepúsculo del inconscente. El ego es una máscara que permite ajustarse activamente al entorno y a sus cambios, pero si únicamente nos identificamos con la máscara, estamos perdiendo la oportunidad de descubrir todas nuestras potencialidades internas. 

La presión ejercida por el medio impide que desarrollemos todo nuestro potencial. De esta forma se genera la sombra en nuestra interior, oscureciendo el alma, y esta influirá en nosotros fomentando el miedo y el abandono que está detrás de todos los sentimientos de culpa, deseos de castigo, reconciliación y expiación. Por ese motivo, la mayor dificultad está en las edades en las que el temor a las convenciones y el falso concepto del deber se desarrollan de forma arrolladora. Por muy sutiles que sean los medios utilizados, debemos desarrollar al máximo nuestra individualidad para aprender a transitar por la vida guiados por nuestra alma aferrándonos a la libertad. 

El temor atrae y, provoca el motivo de nuestros miedos. El secreto radica en no tener miedo de temer y, de sufrir, hasta que nos percatemos de que estamos en el camino. Existen situaciones en las que, el miedo, el dolor, la ansiedad, la envidia, o el rechazo, superan nuestro límite para aceptarlas y utilizamos mecanismos para justificarlas y/o distorsionarlos, llegando a negar que existen. Se crean así puntos ciegos, situaciones que repetimos sin aprender de ellas. Son resistencias que se niegan a emerger de nuestro interior y nos enferman. 

Las cualidades adversas que heredamos son las que debemos aprender a rechazar. Los errores y defectos de las situaciones adversas deben servirnos como indicaciones de lo que nos esforzamos en desarrollar las virtudes opuestas. El árbol de la vida nos muestra los distintos niveles: el cuerpo, las emociones, la mente, el alma, el espíritu y, nos instruye acerca de las relaciones entre ellos, formando un sistema que nos permita reconocer el camino y darle sentido a la existencia para integrar la experiencia y, la vivencia espiritual en este mundo. 

sábado, 21 de noviembre de 2020

LA LIBERTAD Y EL LEGUAJE

"Sentado aquí, en esta oscura celda, con ropas de convicto, yo, un hombre desacreditado y acabado, me siento culpable". Oscar Wilde

La esencia del lenguaje es el vacío esencial. La expresión literaria muestra cómo el lenguaje se eleva sobre ese vacío. La palabra edifica y sirve para construir mundos reales o imaginarios. Ser enteramente uno consigo mismo y atreverse a ser un individuo en la inmensidad de su esfuerzo y de su responsabilidad es una proeza loable. Es más fácil engañarse, escondido entre la gente para juzgar a quien se atreve con empresa tan laboriosa.

El mundo es configurado por el pensamiento y el lenguaje; pensar es figurar, y figurar es representar en el espacio lógico los hechos del mundo que le dan forma a la realidad. Por lo tanto, todo lo que no sea un hecho queda fuera del mundo. Cada época tiene sus propios modos de hacer y de decir las cosas, lo que implica también el modo de comprenderlas; sin embargo, una episteme que no muestra la totalidad del sujeto, de su espíritu y de su época, lo enajena.

La época actual, busca como sujeto ejemplar a un individuo servil, forzado a renunciar a si mismo para ver cumplidas sus necesidades básicas en beneficio de un sistema que lo incorpora como instrumento en la producción y, a la vez, elemento de consumo. La esencia del individuo se diluye en el juego social. El sistema globalizador ofrece a la persona un lenguaje nominal atendiendo a sus propios criterios de valoración para que la persona juegue a crear su mundo.  El sistema creado se concibe como bueno, por lo tanto, no existe la necesidad de ser uno mismo y, no hay por qué cuestionarlo.

En este proceso, el lenguaje deja de ser una herramienta de crecimiento personal y, se convierte en instrumento de alienación. Las personas quedan reducidas a variables al servicio del "sistema" que las ordena, las manipula y las organiza con su instrumental lingüístico. Quedan reducidas al lenguaje mudo de los objetos. 

Es, y debe ser lícita, la aspiración humana a independizarse del lenguaje impuesto, captar la verdadera esencia de las cosas y, tratar de entenderlas, más allá de su apariencia. Instaurar una nueva relación entre significante y significado, entre la palabra y lo que designa, superando la resignación y que, los medios de comunicación nos proporcionen los temas sobre los que pensar.

Es legítimo superar la autocomplacencia, y la culpabilidad. Trazar un límite al pensamiento, bien sea mediante la distracción y el juego o, mediante la ignorancia y la mediocridad, recortando la calidad de la educación, no puede obligar a callar, porque el proceso delimitador solo ofrece dos posibilidades, mostrar lo "decible" hablando o en silencio y, la ansiedad surge cuando hay que deslindar aquello de lo que se puede hablar de lo que no se puede, sobre todo, cuando lo que se calla obedece a esa parte del individuo que no se puede controlar, que está más allá de las formas y de los juegos del lenguaje. 

Es en el lenguaje, donde  las personas encuentran su verdadera expresión, ya que el lenguaje es capaz de expresar y de crear. Es posible explorar su capacidad intrínseca y despojarse de esa forma del lenguaje en la que el diálogo es siempre trágico. La trágica relación del ser humano con la naturaleza obedece a la utilidad que se hace del lenguaje nominal. Un lenguaje en el que las palabras no son creadas por la persona y, siempre adquieren, de antemano, la forma que se les proporciona. Es un lenguaje en el que los criterios para conocer y entender, no tienen nunca en cuenta la singularidad y la particularidad.