APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

martes, 26 de enero de 2016

LA ENVIDIA

"La envidia en las personas, muestra cuán desdichadas se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren." Arturo Schopenhauer

La envidia es universal, deriva de la palabra latina "invidia" que significa la consideración de algo con malicia, descontento o querer poseer lo del otro. La Real Academia de la Lengua define la envidia como tristeza o pesar del bien ajeno; también como emulación o deseo de algo que no se posee; un sentimiento o estado mental en el que existe dolor o desdicha por no poseer lo que tiene el otro. Es la madre del resentimiento; un sentimiento que no busca que a uno le vaya mejor, sino que al otro le vaya peor. 
Decía Unamuno que la envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual. La envidia surge de un sentimiento de vacío interior que intentamos llenar buscando en el otro lo que creemos que nos falta. El envidioso/a no es capaz de valorar lo que es, ni lo que tiene, se considera incapaz e inútil. Se siente defectuoso e incompleto y busca la felicidad deseando lo que tienen los demás. Siente una profunda desconexión con su ser esencial y con su identidad personal. 
Normalmente, la envidia viene acompañada de ira y de insatisfacción que favorecen los sentimientos de inferioridad y las reacciones de hostilidad. No sólo perjudica a aquel al que va dirigida, también al envidioso/a, que se pone constantemente en evidencia. Es al envidioso al que le provoca tormentos, dejando al descubierto su pequeñez, aunque la ceguera no le permita darse cuenta. Decía Antístenes que el carácter de los envidiosos los corroe tanto como la herrumbre al hierro... 

EL ODIO

"El justo no hiere a nadie; luego no convienen al justo ni la ira, ni su hija la venganza." Platón

Decía Víctor Hugo que cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga. Nunca hubo plaga que más daño hiciera a la humanidad que el odio. Asesinatos, infamias, ciudades destruidas, naciones enteras aniquiladas, pueblos exterminados... El niño cae, se enfada con el suelo y siente deseos de castigarlo. La persona se enfada, no con aquellos que le hacen mal, sino con los que piensa que pueden hacérselo. El presentimiento del daño irrita porque la intención es considerada una injuria.

Hay quien piensa que es más fácil proyectar el odio sobre los demás que dominarlo o ahogarlo. El odio, una vez que se apodera de la persona, penetra en el alma y no conoce límites ni restricciones. Una vez quebrantada el alma, no obedece más que al impulso que la somete. 

El odio es inútil por mucho que Aristóteles lo utilice para justificar a Alejandro. Evitemos utilizar la razón en apoyo de grandes vicios porque son los mayores adversarios de la paz y la calma. La única utilidad del odio está en los campos de batalla, donde el ego somete, humilla y hace inferior al que es diferente. 

El odio es inútil, porque degenera en temeridad y nunca nos libera del peligro. Es inevitable que la persona de bien se irrite con los "malos" dice Teofastro, pero no es necesario encolerizarnos para acudir en su defensa, porque odiar a los demás no es bueno para la persona sensata. Al maldecir a los que consideramos contrarios, nos maldecimos a nosotros mismos. Es como mear o escupir al viento porque nos molesta. Quien odia y se considera inocente, atiende más a la adulación de las personas que a su propia conciencia. 

domingo, 24 de enero de 2016

EL PLACER DE VIVIR

"Aprovecha al máximo cada sentido, disfruta de todas las facetas del placer y de la belleza que el mundo te revela". Helen Keller


Encontrar la felicidad en el vivir es una misión terapéutica. El placer  como liberación del dolor es un instrumento que nos produce alegría y gozo; pero también puede conducir al desequilibrio y al deterioro de la armonía. 
     
Existen dos tipos de placer: uno estable y otro en movimiento. El placer en movimiento se goza a través de los sentidos. Lo experimentamos cuando dejamos de sentir dolor. El placer estable es el estado de calma que experimentamos cuando nos libramos de la turbación y el sufrimiento. El dolor tiene que ver con el cuerpo, mientras que la turbación y el sufrimiento tienen que ver con el alma.
       
La felicidad es un estado permanente de liberación del dolor, la turbación y el sufrimiento. Representa la estabilidad de la carne mediante el equilibrio de los placeres en movimiento, porque solo necesitamos placer cuando estamos turbados o sentimos dolor. En la felicidad el placer cinético (en movimiento) se transforma en placer catastemático (estático).
        
Decía Séneca que el límite de los males tiene corta duración. La felicidad estática envuelve la vida como un todo y no está sujeta a los vaivenes de la pena y el gozo. En ausencia del placer en movimiento, no es posible la moderación, el equilibrio y la medida que llevan al summun bonum, el placer estático; a la serenidad y al gozo del alma; a la ataraxia y a la felicidad. 

sábado, 23 de enero de 2016

AUTO-ACTUALIZACIÓN

"El viaje de mil millas comienza por el primer paso".  Lao-Tsé



     La vida es una, eterna y omnipresente para el Hinduismo. El "Ser", que permanece oculto tras la Maya, impregna cada forma y es nuestra identidad más profunda, nuestra verdadera naturaleza, invisible e indestructible.
     La Mayéutica (por analogía Maya, una de las Pléyades de la mitología griega), consistía en interrogar a la persona para llegar al conocimiento a través de sus propias conclusiones y no, a través del mero conocimiento aprendido y preconceptualizado. Sócrates creía en la capacidad intrínseca de cada individuo para llegar a la "verdad" oculta en su interior. 
     En el reino de la identificación, que unifica lo interior con lo exterior, el individuo, convierte las sensaciones, emociones y sentimientos en ideas y pensamientos, y estos en actos que vuelven a el por la ley de la retribución. La persona es responsable de su existencia y libre para elegir como actuar. El ser humano no es algo estático, está siempre en un proceso de auto-actualización; está en permanente devenir algo diferente.



miércoles, 20 de enero de 2016

EL SUFRIMIENTO

"El que quiera vivir el placer sin el dolor, y el orden sin el desorden, no entiende las leyes del cielo y de la tierra". Chuang Tse (filósofo taoísta)

Tradicionalmente se relacionó el dolor con el sufrimiento y a éstos como males en si mismos, por lo que tendemos a huir de ellos. El pensamiento Judeocristiano introdujo el dolor como una consecuencia del pecado original. Por su parte el budismo lo considera fruto de la pasión y el deseo. Decía Siddharta Gautama (Buda), que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. 
La vida es polar y sin la pasión y el deseo se vacía de contenido. El placer y el dolor, la satisfacción y el sufrimiento, son polos de una misma unidad. Negar uno de los polos, sería tanto como negar la existencia humana. 
La "Asociación internacional para el estudio del dolor" lo define como "una vivencia sensorial y afectiva desagradable, asociada a lesión tisular que se describe en términos de dicha lesión". El dolor total tiene que ver con lo físico, lo emocional (depresión, desamor, ansiedad, obsesión, percepción de indiferencia afectiva...), aspectos espirituales como los proyectos de vida, el miedo al más allá, la conciencia del mal; aspectos sociales como la burocracia, la familia, los amigos; y aspectos económicos... 
El sufrimiento, sin embargo, es un "desgarro" interior ante una amenaza por el miedo a sentirnos indefensos. Intervienen elementos como la memoria, la inteligencia, la imaginación e incluye pasado, presente y futuro. Es el dolor anticipatorio del devenir, del futuro, que se hace presente a través de la imaginación; y del pasado que se actualiza a través del recuerdo. 
Huir del dolor genera ansiedad y alimenta el sufrimiento; y  el sufrimiento no asumido lleva a la desesperación, por eso, es importante la aceptación. Como diría V. Frankl, "el hombre no se destruye por sufrir; el hombre se destruye por sufrir sin ningún sentido". Dándole un sentido al sufrimiento, podemos llegar a la comprensión del otro, a la tolerancia y a descubrir el verdadero sentido de la vida.

LA FELICIDAD (II)

"Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas". Rabindranth Tagore

Decía Sartre, que la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace. Es la motivación que dirige la mayoría de nuestras acciones. El arte, el amor, la salud, el poder, la fama, son elementos que contribuyen a la sensación de felicidad; pero ninguno de ellos es totalmente esencial y no existen fórmulas mágicas para acceder a ella. 
Según los Vedas, Brahma se revela a través de la alegría y la felicidad. Para Lao-Tsé, la felicidad y la desgracia son las dos caras de una misma moneda. El budismo, nos la ofrece a través de la renuncia. Parménides la contempla en el Ser. Para Heráclito, Sócrates, Platón y Aristóteles no hay felicidad sin virtud. Para Schopenhauer y Freud consiste en evitar el dolor y el sufrimiento. El pensamiento Judeocristiano nos pide que escuchemos y sigamos a Dios. Nietzsche, sen embargo, nos ofrece la felicidad en el hecho de sentirse vivos y Epicuro nos invita a vivir el placer suprimiendo el temor y el dolor.
El Bhagavad Gita, el Judeo-cristiasmo y Parménides, a los que podemos sumar  a Schopenhauer, Freud y Heidegger, sitúan la felicidad en lo trascendente, en el más allá y recomiendan renunciar al cuerpo, a la pasión y al deseo; debemos ser solo psique y volver a la esencia del Ser; mientras que Nietzsche nos invita a vivir del placer, aceptando que solo somos vida, no existe el trascendente.
La felicidad, igual que la verdad, son expresión del "Logos", leí o razón universal que gobierna el mundo. Filón de Alejandría decía que el Logos es un agente espiritual que hace de mediador entre Dios y el mundo. Para Heidegger es la manifestación del Ser a través de la palabra.
Parafraseando a Lao-Tsé, no hay felicidad sin desgracia, sin dolor y sin sufrimiento. El que quiera ser feliz tiene que aceptar la tragedia y aceptar que la vida es un constante devenir en permanente creación artística que se reafirma en el presente.