APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
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sábado, 23 de junio de 2018

"EL NEGOCIO DE LOS PSICOFÁRMACOS: CONVERTIR LA SALUD EN ENFERMEDAD"

"La felicidad es un dueño tiránico, sobre todo la felicidad de los demás.". Aldous Huxley

En el año 1923, Aldous Huxley describió en la novela "Un mundo feliz" una civilización esclava de los fármacos. Imagina una sociedad dominada por una sustancia que aporta paz o euforia según la dosis que se administre. Entre las drogas y los medicamentos, las fronteras son cada vez más ambiguas y el futuro se anuncia químico.  El consumo de antidepresivos, de ansiolíticos, de hipnóticos y sedantes, en los países llamados desarrollados está conociendo un aumento vertiginoso, y España está a la cabeza.

Fármacos como la viagra para activar la potencia sexual, antidepresivos para hablar en público; el uso de sustancias con fines recreativos en función de lo que se precisa en cada momento: pastillas para activar la empatía, para eliminar la fatiga, para relajarse, para tener unas mejores relaciones personales, etc. Este recurso sistemático a la quimica saca a la luz preguntas sobre la evolución de la sociedad y las exigencias que pesan sobre el individuo en la actualidad.

En España se ha triplicado en 10 años el consumo de antidepresivos y ansiolíticos. Según la Agencia Española de Medicamentos, "El mayor uso podría explicarse por la mayor detección diagnostica por parte de los médicos de atención primaria, así como por la extensión de las indicaciones terapéuticas autorizadas para estos medicamentos". En total supone un aumento del 200%. Donde está la frontera entre la normalidad y la depresión y, entre la normalidad y la angustia. A partir de qué momento en la duración de una crisis de ansiedad hay que aplicar el tratamiento. Ocurre lo mismo con el insomnio, etc. Si los antidepresivos y otros fármacos fueran tan eficaces, habría menos índices de depresión y de otros trastornos y es justamente al revés.

No es de recibo que se fabriquen medicinas caras con un marketing excelente a los que se le adecuan los respectivos trastornos según su supuesta eficacia y no al revés. En la sociedad actual, se vende la felicidad como un bien de consumo permanente. El duelo patológico, proceso emocional que sigue a la pérdida de un ser querido con el que se mantenía una relación cercana, que tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta, vital para el ser humano, y que es un proceso que hay que "sufrir" y superar con "normalidad"  para el adecuado crecimiento personal como individuo, requería en el DSM III (asociación Americana de Psiquiatría) para que fuera patológico, que los síntomas persistieran por un tiempo superior a 2 años. En el último manual, el DSM V, se ha reducido a semanas. 

España destina miles de millones a subvencionar los psicofármacos. Productos que "supuestamente" son la solución a los problemas de la cotidianidad y que, cada año, y con mayor frecuencia, pasan a engrosar los criterios diagnósticos de los manuales de psiquiatría en el afán de convertir a la sociedad de consumo en "un mundo feliz", "psicologizando" a la sociedad y desechando el valor del problema y del error como herramienta de superación personal y de cambio. Sin embargo, los efectos colaterales de los psicofármacos se dejan ver todos los días en los graves sucesos que nos llegan a través de la radio, la televisión, o las redes sociales. Como ejemplo tenemos el porcentaje de conductores muertos en la carretera en los dos últimos años que habían consumido alcohol, drogas o psicofármacos supera el 43%. Habría que ver que incidencia tienen en hechos de extrema gravedad y gran actualidad que sacuden a diario a la sociedad occidental.

Se está estrechando la frontera entre las sustancias clandestinas y la farmacología legal. El futuro de la sociedad se dibuja bajo un trasfondo de descubrimientos asombrosos, con individuos esclavos de las nuevas drogas y medicamentos. Pronto nos despertaremos y tomaremos la pastilla para levantarnos, nos acostaremos con la pastilla para dormir, disfrutaremos con la pastilla del placer, comeremos con la pastilla que incita al hambre, pasaremos el duelo con la pastilla antiduelos, etc. Ante este panorama, la pregunta es, ¿el hombre y la mujer del futuro sucumbirán a las fórmulas químicas?

"Uno cree las cosas porque ha sido condicionado para creerlas.". Aldous Huxley

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