APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

martes, 29 de mayo de 2018

"VIOLENCIA"

"Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada... El buen juicio no necesita de la violencia". L. Tolstoi

El nuevo impulso del neoliberalismo con la exaltación de los tecnoeconomistas  del FMI, convirtiéndolos en tecnopoliticos "al uso" para llevar a cabo "los ajustes" que el capitalismo necesita para insertar los valores de la globalización de lo igual, genera cada vez más desigualdad, y reaviva la vieja lucha entre la libertad y el poder. Hace algo más de un siglo, J. Stuart Mill decía: "La lucha entre la libertad y la autoridad es el hecho más conspicuo de la historia que nos es familiar, particularmente la de Grecia, Roma e Inglaterra (...) Por libertad se entiende la protección de la tiranía de los políticos (...) Toda protección debe tomarse contra este ejercicio de opresión".

J. Maritain dice: "Poder es la fuerza de la que disponemos y a través de la cual podemos obligar al otro a escuchar u obedecer".  Como decía B. Jouvenel, la autoridad necesita el asentimiento del "otro". La legitimación de la autorictas tiene que ser socialmente reconocida y procede del saber que otorga la capacidad moral para emitir opiniones cualificadas. En una democracia, la autoridad tiene que ser legítimamente refrendada por el pueblo. Toda autoridad necesita ser complementada por el poder; pero, todo poder que no sea la expresión de una autoridad es inicuo. 

La globalización necesita legitimar la injusticia económica  a través de los procesos productivos, de la comercialización y del consumo. El poder cuando no está legitimado, ejerce cierta suerte de violencia sobre el ciudadano porque prescinde de su beneplácito.  En este escenario solo vale el éxito. Se criminalizan las alianzas, que cohesionan y mantienen unido al ciudadano contra los excesos del poder. 

La violencia de lo global, como violencia de lo igual destruye al otro; destruye lo distinto,  y muestra a lo singular como agente que dificulta la circulación de información, comunicación y capital. Proclama la necesidad disciplinaria y represiva de lo distinto provocando una compleja relación entre lo divergente,  lo patológico y lo delicuencial. La violencia de lo global barre todo lo singular que no se somete al intercambio económico.




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