APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

viernes, 8 de febrero de 2019

"REVOLUCIÓN DIGITAL"

"La dominación tiene su propia estética y la dominación democrática tiene su estética democrática". Herbert Marcuse

Un acontecimiento puede iniciar un cambio social, económico y moral que se propague con rapidez. Ciertas innovaciones comerciales pueden iniciar la aceleración de establecimientos que crezcan exponencialmente y, cuya propaganda se dirija a seducir para expandir el deseo de un nuevo producto. Una vez puesto en marcha el engranaje, la industria, la economía y, como consecuencia, la sociedad se transforman a gran velocidad. Es lo que está sucediendo con la revolución tecnológica actual que está transformando a la humanidad. 

A diario, miles de millones de personas están conectadas a sus dispositivos móviles que evidencian una verdadera revolución en todos los ámbitos, lo que debería suponer una mayor capacidad para acceder al conocimiento. De igual forma, asistimos a un cambio paulatino, pero radical, del trabajo y de la comunicación. Al mismo tiempo, también asistimos a una nueva forma de entender las instituciones y la política. Se nos vende el mensaje de que los gobiernos y los políticos deben someter sus decisiones a "los mercados" y, observamos perplejos como en muchos casos, son estos los que proponen gobiernos y apoyan las candidaturas de gran parte de los políticos. 

Observamos indiferentes como el poder que ejercen los grandes "lobbys"  se acrecienta y, como consecuencia, los ricos acaparan la riqueza extendiendo la pobreza, en tanto la incertidumbre y la escasez se apoderan del planeta. O como se utilizan a diario las nuevas tecnologías para cambiar el comportamiento, y los sistemas de producción y consumo. Como la salud, la educación, y los servicios sociales se reinventan y se publicita el discurso del "no es sostenible".

Permanecemos indiferentes a la fragmentación que impide una comprensión integral en el plano mundial. La información se mediatiza y se impide una visión compartida de como las nuevas tecnologías están cambiando nuestras vidas y las de las nuevas generaciones, cambiando el contexto económico, social, cultural y humano. En ese contexto, quienes adoptan las decisiones están absortos en un mundo en el que "el mercado" es lo que cuenta, mientras el ciudadano de a pie permanece ajeno al engranaje de un mundo estrategicamente pensado por y para el ánimo de lucro.

La revolución tecnológica afectará al mundo en su conjunto, sus economías, y a sus pobladores. Por ello, es importante que el ser humano, en todas las partes del mundo, participe y se beneficie de una transformación social que redunde en su crecimiento personal y humano. No se trata de aceptar o rechazar los cambios, sino de reflexionar sobre nosotros mismos y sobre el modelo social que se nos propone para tener más oportunidades de aprovechar la revolución tecnológica, de tal forma que mejore nuestro bienestar y el estado del mundo. Asegurarnos de que sirve para empoderar a los seres humanos, y evitar la división y la explotación.

Esta revolución tecnológica está generando grandes beneficios para unos pocos que extienden su poder económico a nivel global, pero también provocando una desigualdad exacerbada. La inmensa mayoría somos consumidores y, aunque en apariencia parecemos ser los beneficiados porque hace posible insertar en el mercado nuevos productos y servicios, también aumenta nuestra eficiencia consumista. Internet, el móbil, y las miles de aplicaciones, hacen nuestra vida más fácil, pero también, más labil y vulnerable. El desafío creado, no debe estar sólo del lado del proveedor, sino también del consumidor, y no limitarse a ser un consumidor pasivo.

Los grandes beneficiarios son los proveedores del capital, lo que explica la creciente brecha de riqueza entre las personas que dependen de su trabajo y las que poseen el capital. Explica también la desilusión entre los trabajadores cuando ven que de un día para otro desaparece su trabajo, o que sus ingresos reales no aumentarán durante toda su vida; también la desilusión de los pensionistas que ven peligrar su pensión, o la desilusión de nuestra generación al pensar que sus hijos e hijas podrían tener que pasarse la vida sin un trabajo digno y, tener una vida peor que la nuestra.

La concentración de los beneficios y del valor también se ve agravada por el "efecto plataforma" en el que organizaciones digitales crean redes que conectan compradores y vendedores en una amplia variedad de servicios y productos; que generan grandes concentraciones de poder en unas pocas plataformas y, que dominan el mercado; y que, por una parte, incrementan el rendimiento y el disfrute a gran escala, pero, por otra, generan grandes bolsas de pobreza, al no ser necesaria la mano de obra humana,  Todos estos cambios son difíciles de regular y gestionar y tienen grandes efectos económicos, políticos y sociales; pero, ello no significa que debamos permaner impotentes ante esa realidad. Es nuestra responsabilidad exigir a nuestros gobernantes el establecimiento de valores comunes y decisiones políticas valientes para impulsar los cambios que conviertan a la revolución tecnológica en una oportunidad para todos.

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