APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

viernes, 1 de febrero de 2019

"PALABRA Y DEMOCRACIA"

"La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a si mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano". Friedich Nietzsche

Hablamos de una persona que tiene palabra como de alguien para el que la palabra es algo valioso, opuesto a un flatus vocis; es decir, emitir palabras que no significan nada e intentar convencernos de que tienen significado. Sin embargo, no toda palabra es útil y se muestra conveniente para satisfacer el fin que se persigue. De hecho, hoy tiene un paupérrimo valor y cada vez tiene menos valor como garantía de fidelidad. El desprestigio causado a la palabra, retrata a los que la elaboran porque al desatender la fidelidad que le es propia por el respeto debido, incluído el gramatical y el sintáctico, quebrantan la confianza depositada en su dicto.

Los políticos y los profesionales de la palabra saben que la palabra posee cierta potestad taumatúrgica; pero también que, cuando no se apoya en el factum, genera un paulatino escepticismo, por lo que no estaría de más que el poder y los políticos abandonaran la doble moral y, utilizaran un discurso más transparente que atendiera a la fidelidad que le es debida, se abriera al ciudadano y, sirviera para propugnar la paz y la concordia. 

El Poder forcejea con el lenguaje e intenta secuestrarlo, monopolizarlo y fijarlo. Descubre que la estructura formal del lenguaje tiene infinidad de niveles y que las formas del lenguaje mudan la percepción, configurando la cara de la verdad y el grado concreto de las cosas: su color y su adherencia. Observa que puede ser utilizado como instrumento arbitrario construído para dominar las cosas o a otros seres humanos. De esta forma, la palabra, lejos de ser portadora de significado, se convierte en un signo sin cualidad, una etiqueta manipulable de estrategias, de señales y de consignas. En este contexto, la idea de "humanidad", "democracia", o "fraternidad" se convierte en palabrería. 

Los usos cotidianos, las acciones aparentemente espontáneas, son producto de un "entramado económico" que administra "la información", empobrece el lenguaje, y el diálogo gira en torno a fórmulas organizadas cuyo contenido es la antesala de un suculento negocio. De tal forma que lfalsedad y la hipocresía se apoderan de la integridad y la honestidad convirtiendo a la sociedad en cómplice de "las estructuras de poder". El resultado es la extensión de la sombra del "aparato económico" sobre "lo políticoimposibilitando alcanzar la verdadera democracia.  El aplastante "ruido" de la economía globalizadora se va extiendiendo a través del lenguaje con la ayuda de los medios de comunicación favorables. De tal forma que sociedades en apariencia humanitarias, exponentes de libertades y derechos, ejercerán un "dominio silencioso" sobre el ciudadano que apunta a la instrumentalización.

Derrida afirma que la mentira es un estado intencional que se sabe tergiversador de una determinada situación. Por razones estructurales será imposible determinar el engaño aunque se determine la mentira. Demasiado fácil para un mentiroso hábil. Las mentiras cuando se hacen colectivas hilan la trama de la historia; son las mentiras con las que construimos lo que sucede. Lo que ocurre no miente, son las personas las que mienten por intereses creados. De tal forma que la ineludible centralidad de la mentira se converte en fundamento de orden mundial, más allá de consideraciones morales o éticas. Se trata de un dominio ejercido sobre las conciencias que muestra las contradicciones que encierran las sociedades modernas, donde la verdad y la mentira se presentan como nociones antitéticas, como conceptos enfrentados y relacionados en términos dicotómicos estrictos. El carácter ontológico sobre lo verdadero y lo falso se asienta sobre entidades subjetivas. 

En la actualidad político social, la justificación de la mentira se impone como requisito de una cómoda existencia. La forma de decir lo que sucede oculta otras formas de contar la realidad. Es una realidad enfrentada con una mentira que habla. En la deformación sobre la visión de la realidad, se impone cierta interpretación que obedece a una cuestión de economía, aunque lo que se necesite sea una categoría que transforme la realidad usurpadora de verdad y que no sea mentira. Una porción de verdad que le de un verdadero sentido ético y estético a nuestras acciones en la vida. La civilización está plagada de mentiras y engaños, y ante unha situación mentirosa de nada sirve el autoengaño.







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