APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

domingo, 8 de agosto de 2021

TABÚ

 "...pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás...". Génesis 


Tabú es una palabra que los polinesios utilizaban para referirse a lo sagrado y diferenciarla de noa que significaba lo ordinario y accesible. Para los pueblos denominados primitivos, el mundo sagrado tiene un significado antagónico al mundo profano. Ambos son los dos estados de la conciencia que orientan la conducta hacia la bipolaridad.

Existe una separación esencial entre los seres sagrados y los profanos. La inclinación natural de lo sagrado es extenderse sobre lo profano, sin embargo, el poder de acción puede inclinar la balanza sobre un estado o el otro imponiendo y expulsando al otro de la conciencia. Existen una serie de ritos para encarnar la separación entre un estado y el otro. Su función es impedir que se mezclen y que haya aproximaciones indebidas entre ellos con la finalidad de guardar el equilibrio y que un estado no invada el dominio del otro. 

Los ritos se limitan a prohibir determinado tipo de actos cuya violación se considera un desencadenante automático de desórdenes padecidos por aquel o aquella que los quebrante, de tal forma que la prohibición pasa a tener una significación inquietante y peligrosa. 

Por el contagio inherente a todo acto sacro, un ser profano  no puede violar la prohibición sin que la fuerza sagrada a la que se aproxima indebidamente se extienda sobre él o ella. La fuerza de lo sagrado emerge desde la oscuridad del inconscente para restablecer su imperio, invadiendo la conciencia de la persona con contenidos inusitados y prohibiciones ancestrales. 

El inconsciente es crepuscular hasta la oscuridad y dispone de datos inconmensurables y estratificaciones depositadas en el inconsciente colectivo en el devenir de civilizaciones ancestrales. Viviendo la vida de familias, clanes y fratrías, vive la de la sociedad moderna, la de la transmodernidad y,  vivirá la de las civilizaciones que vendrán. 

El inconsciente preexiste al mundo bipolar en el que inicia su recorrido el ego. Gracias, entre otras fuerzas, a la definición que Freud ha hecho del ego, este ha penetrado el pensamiento para fijar la conducta y orientarla hacia la ambivalencia ante el objeto prohibido. Por una parte, experimenta el deseo de realizar el acto y, por la otra, el miedo estampado en el sistema límbico lo reprime. La prohibición es consciente pero, la tendencia interdicta es plenamente inconsciente, hecho que la persona ignora. Es precisamente esa doble vertiente la que convierte a la persona en neurótica (enferma).

El origen no hay que buscarlo en la experiencia individual, sino en los residuos de la experiencia de toda la humanidad, bajo el yugo del poder del lenguaje discursivo de las élites de poder. Se trata de imágenes ancestrales que se van fijando en el inconsciente. Son los sedimentos de la imposición del poder del ego a los pueblos que pasan a ser la forma de ver y contemplar el mundo, herdedada y perpetuada con el paso de los años, que se manifiesta en nosotros a través de imágenes y arquetipos y que da forma al sustrato del enigmático y misterioso inconsciente.



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