APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

lunes, 28 de septiembre de 2020

PENSAMIENTO CRÍTICO: LA PERSONA PROTAGONISTA DE SU DESTINO

"¡Qué obra maestra es el hombre! ¡Qué noble de razón! ¡Qué infinito de facultades! ¡En forma y movimiento, qué pronto y admirable! ¡En acción, qué parecido a un ángel! ¡En entendimiento, qué parecido a un dios!". Hamlet (Shakespeare)

La grandeza de la persona, no reside en que ocupa un lugar privilegiado en el kosmos, ni en la excelencia de su naturaleza, ni siquiera en la capacidad inquisitiva de su razón, sino en su libertad; en la capacidad para hacerse a si misma, "en convertirse en escultor y modelador de si mismo".

La existencia de las personas se explica por el acto libre. Naturalmente, su grandeza arrastra consigo la responsabilidad del bien, porque el ser se identifica con el bien. El bien es comunicativo, tiende a expandirse, a darse a los demás. La libertad es una llamada a la plena realización; pero, es propio de la razón no aprender de forma inmediata la verdad, y teniendo en cuenta que el entendimiento humano tiene obstáculos y no se sirve con moderación y provecho de las ayudas que están al alcance de su mano, se sigue una abundante ignorancia de la Naturaleza y de esa ignorancia innumerables prejuicios, y por ello, es propio del hombre progresar despacio en su conocimiento. 

No hay ninguna esperanza de que los errores que prevalecieron en el pasado, si la mente es abandonada a si misma, se corrijan a sí mismos, porque  las nociones de las cosas que pasivamente y con deleite la mente extrae, guarda y acumula, están viciadas y han sido extraídas de forma confusa y temeraria. Solo, comenzando de nuevo, con medios más sólidos se puede construir a partir de los fundamentos apropiados, una restauración total de las ciencias, las artes, y todo el saber humano. Aunque parezca una tarea infinita y superior a la condición humana, su desarrollo mostraría que es una empresa más responsable y justa que lo que hasta la fecha se ha llevado a cabo. 

No es posible vencer a la Naturaleza, hay que entenderla y obedecerla. Es insensato pensar que es posible avanzar por procedimientos que no sean totalmente nuevos, porque, los doctos pueden corromperse  y elaborar una falsa elocuencia de la que se aproveche el poder, justificando la falta de libertad, de justicia, de igualdad, y de solidaridad, derivando necesariamente en una barbarie de la reflexión. Y, dotados de la reflexiva malicia que lleva al aturdimiento y a la estupidez, pierdan el rumbo de la verdadera razón y de la fe, como elementos clave para la vida. 

Dice Hobbes: "Viendo, pues, que a la recíproca agresividad natural del hombre se añade el derecho de todos los hombres a todas las cosas, se da que un hombre ataque con derecho a otro y que éste tenga derecho a resistir; con lo cual los hombres viven en un estado de desconfianza (...) con lo cual el estado de los hombres en esta libertad natural es el estado de guerra". No se ha llegado a consenso sobre lo que es ley natural. La mayoría de escritores que han tratado el tema se limitan a afirmar que es contrario a la ley natural lo que va contra el consenso de las naciones más cultas y civilizadas. Pero, en muchos casos, la historia de aquellas naciones que se tienen por tales, está plagada de guerras cainistas e imposiciones imperialistas, lo cual justifica al propio Hobbes cuando dice que la condición natural del hombre es la de una guerra de todos contra todos.

Si fuera tan fácil mandar sobre las almas como sobre las lenguas como dice Spinoza, "todo el mundo reinaría con seguridad y ningún Estado sería violento, puesto que todos vivirán según el parecer de los que mandan y solo según su decisión juzgarían que es verdadero o falso, bueno o malo, equitativo o Inocuo". Es imposible, sin embargo, que la propia alma esté totalmente sometida a otro, ya que nadie puede transferir a otro su derecho natural o su facultad de razonar libremente y de opinar, ni ser forzado a hacerlo. "De donde resulta que se tiene por violento aquel Estado que impera sobre las almas". Estas cosas son derechos de cada cual, al que nadie, aunque quiera, puede renunciar. 

El fin del Estado no es dominar a las personas, ni sujetarlas por el miedo y someterlas a otros, sino, por el contrario, librarlos del miedo, para que vivan con seguridad; es decir, para que conserven su derecho natural. Dice también Spinoza: "El fin del Estado (...), no es convertir a los hombres de seres racionales en bestias o autómatas, sino en lograr más bien que su alma y su cuerpo desempeñen sus funciones con seguridad,  y que ellos se sirvan de su razón libre y que no se combatan con odios, iras o engaños, ni se ataquen con perversas intenciones. El verdadero fin del Estado es, pues, la libertad".

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