APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

lunes, 1 de noviembre de 2021

"AROMA DE LAVANDA Y VAINILLA"

"Puede tener un automóvil del color que desee, siempre y cuando desee que sea negro" Henry Ford

No es algo novedoso que, cuando el mercado tiene un producto acabado, tiene la necesidad de que se compre ese producto. Si no existe la necesidad de comprar, hay que crearla. El credo de la innovación digital como herramienta del capital es la "disrupción" y la velocidad; es decir, la destrucción creativa acuñada por Joseph Schumpeter. En Silicon Valley se conoce con el eufemismo de innovación sin permiso. De esta forma, tienen la llave del capitalismo aquellos que destruyen una realidad para construir otra. Es el viejo leitmotiv del imperialismo que lleva implícita la deconstrución del Ser en lo humano para adaptarlo a una nueva realidad. Pero, en contra de lo que creía Schumpeter, el mecanismo de evolución del capitalismo, se impone desde el propio mercado y no por las necesidades de los consumidores. El proceso capitalista no eleva el nivel de vida del consumidor, crea el espejo en el que se mira porque este se identificará con su imagen especular. 

Para que la realidad impuesta perviva en el tiempo, es necesario crear instituciones y/o trasladar sus objetivos a las ya creadas. No es más que la vieja dialéctica, destruir para construir algo diferente. No existe realidad sin credo. El credo es el capitalismo racional establecido utilizando las propias instituciones democráticas modernas. Nos dicen que la privacidad es el precio que hay que pagar por el acceso a la información, pero el quid pro quo es pérdida de privacidad por desinformación alienante. No debe llevarnos a engaño su rápido ascenso institucional y su significativa expansión ante la promesa de una potencial inversión basados en la defensa de un ideal social. 

Amparado por las instituciones del Estado, el capitalismo de la Red nos promete vivir una vida eficaz y nos ofrece una vida virtual. Una regresión freudiana a la infancia a través del juego y la seducción del ego y su imagen especular. El resultado es una perversa manipulación para saquear nuestra identidad a través de los datos de nuestra memoria episódica y los hechos de nuestra memoria semántica. Este proceso ha escapado a nuestra comprensión no porque arraigara con rapidez, sino porque lleva mucho tiempo fraguándose. El precio que pagamos para recuperar el autoconcepto (identidad) y con ello la autoestima es nuestra propia identidad. Una vez más florece la neurosis freudiana y la sombra de la época victoriana se cierne sobre nosotros. 

Que Schumpeter calculara una duración de décadas para un proceso de institucionalización de este tipo nos estremece. El derecho al futuro, la capacidad de acción del individuo y la autonomía de la persona como requisitos esenciales del libre albedrío y, el concepto mismo del orden democrático están siendo vulnerados. Nuestras vidas están siendo transferidas, traducidas en datos, al capital. Nos han sido expropiadas unilateralmente para su reconversión sin nuestro conocimiento y por lo tanto sin instrumentos para combatirlo. Las formas de acción colaborativa han sido usurpadas bajo la seducción del poder convirtiendo la lucha por los derechos de las personas y el futuro en una quimera, en un sueño, en una ilusión. 







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