APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

lunes, 15 de febrero de 2016

EL DESTINO

"EL que puede cambiar su pensamiento puede cambiar su destino". Stephen Crane


Decía Schopenhauer que entra en los designios de la naturaleza que la voluntad salga a la luz porque solo con la ayuda de la luz puede conseguir la liberación. El Ananké era para los griegos la personificación de lo inevitable, madre de las Moiras, bautizadas como Fatum o sino por los romanos, con poder sobrenatural, inevitable e ineludible. 
     
Los estoicos creían que se podía conseguir la libertad con sólo renunciar a las comodidades materiales, a la fortuna externa, guiados por la virtud. Platón introduciría la Divina Providencia, utilizada por San Agustín para afirmar la existencia de la Providencia divina. I. Kant diría: "Poco imaginan los hombres que al perseguir su propia intención, siguen sin saberlo, a la propia naturaleza...".
      
El Tao fluye lentamente y nunca se detiene. El Tao y el Chi, van de la mano, como Flujo y Camino; es el Dharma para el budismo, el Hinduísmo o el Yahinismo, la rueda de la vida. El Karma nos mantiene unidos a la rueda y explica los dramas humanos por la acción y reacción de los actos. 
      
En el transcurso de una vida, la persona posee una tendencia, un destino. Pero, aunque existe una causalidad objetiva del curso natural de las cosas, también hay una causalidad subjetiva para cada individuo. La Libertad equivaldría a tener conocimiento de lo inexorable, del Hades; la comprensión del destino que le permitiría al "sabio" aceptar las leyes de la naturaleza y actuar, no por coacción, sino por propia voluntad como consecuencia del conocimiento del destino.

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