Básicamente el desarrollo del autoconcepto es la historia de la tensión entre lo que la persona es y lo que la sociedad le permite. C. Rogers señala que una personalidad sana permite que la persona se desarrolle como realmente es; pero las exigencias de la socialización no permiten que su desarrollo carezca de control.
Solo la persona implicada puede conocer verdaderamente su yo. Si una persona con bajo autoconcepto se considera poco fiable, poco atractiva, poco inteligente y débil, las consecuencias para su conducta son desastrosas. Por el contrario, si se considera atractiva, inteligente, eficaz, etc., lo será realmente.
El valor es un bien objetivo porque perfecciona al ser humano y lo hace mejor. La conciencia subjetiva aparece cuando se vuelve la mirada al interior y, luego de conocerse a fondo, se mira al exterior tomando conciencia de lo objetivo en toda su dimensión. Es un being process que nos da la confianza necesaria para crecer.
El mundo de los valores nos permite huir del vacío existencial (núcleo de las neurosis) y nos aleja de la sensación de vivir en el absurdo. El sentido de la vida es subjetivo y se va encontrando en el camino. Los valores tienen la función de aliviar la búsqueda; de facilitar una actitud positiva ante el sufrimiento, las situaciones difíciles, la lucha personal y lo que uno/a es capaz de crear, abriendo una ventana hacia nuevas formas de vida y sacando el mayor partido de nuestras potencialidades.
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