APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
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jueves, 8 de marzo de 2018

"LENGUAJE Y CIENCIA"


"El hombre no es único por su ciencia, ni tampoco por su arte. Es único porque la ciencia y el arte son, por igual, expresiones de la maravillosa plasticidad de su mente". J. Bronowski

Decía L. Whorf, "el espacio, el tiempo y la materia Newtonianos no son intuiciones; son recetas de una cultura y un lenguaje". Godel demostró que el método axiomático comporta sus propias autolimitaciones incluso en aritmética. Como explicaron Nagel y Newman, "dado cualquier conjunto consistente de axiomas aritméticos, existen afirmaciones verdaderamente aritméticas que no son derivables a partir del conjunto". En ese contexto, las matemáticas son siempre incompletas, y de la misma manera que al rechazar el indemostrable postulado de Euclides, Riesman y Lobatchevsky pudieron construir geometrias no euclidianas tan "lógicas", así, dentro de cualquier teoría deductiva puede alcanzarse la proposición indeductible (o su contraria), y a partir de ella construir una (u otra) nueva teoría, y así ad infinitum.

Sucede que, también en la ciencia, modelo de la racionalidad, se produce la crisis de la paradoja. La paradoja remite a la realidad originaria que trasciende a la cadena indefinida de los niveles del lenguaje. Por ese motivo, toda teoría debe ser esencialmente abierta. Ocurre con la teoría lo mismo que con los organismos biológicos, no se los puede concebir fuera de un ecosistema y de un metasistema más general. Ninguna teoría puede encontrar en sí misma su propia prueba, queda siempre una brecha, una insuficiencia, un vacío de fundamento. Esta brecha es precisamente la apertura a lo que no puede ser formalizado, el Todo

Lo que la teoría nos dice es que por hondo que cale la investigación científica, hay siempre leyes que no son captadas por las teorías. Una serie infinita de círculos dentro de otros círculos. La realidad se proyecta en infinitas posibilidades. Nadie puede decir lo que pueda ser la realidad última, porque está más allá de nuestro alcance. Esto es lo que dice, sin decirlo, el lenguaje de la ciencia. Es la paradoja constitutiva del lenguaje. La imposibilidad de formalizar el sentido último de la realidad hasta que la realidad desaparezca más allá de toda forma. 

Jean Piaget ha querido salvar una antinomia crucial al tratar de conciliar la lógica (aspecto formal del conocimiento científico) con la psicogénesis de las conductas cognitivas. El conocimiento no sería el descubrimiento de estructuras predeterminadas en el sujeto o en el objeto, sino construcción de estructuras nuevas en la interacción sujeto-objeto. Lo que ocurre es que pensamos a través de un lenguaje ordinario, mediante teorías latentes no siempre compatibles. Lo que llamamos lenguaje natural no es más que un lenguaje que resulta ser instrumental. 

Benjamín Whorf sostenía que las pautas lingüísticas determinan la percepción y el pensamiento. Nuestras preguntas proceden de nuestras respuestas. Si en algo coinciden filósofos analistas y sociólogos del conocimiento y estructuralistas, es en la conciencia de la mediación del código. El individuo es un ser-en-el-mundo al que le es imposible separarse del mundo que percibe. De su deseo de trascendencia, de su apetito indefinido de absoluto surge el proceso crítico que culmina en la mística. 

Wittgenstein postuló la imposibilidad de formalizar la búsqueda del sentido último de la existencia. Solo lograriamos saber algo del mundo en su totalidad si pudiéramos salir fuera de él. Pero si fuera posible, ya no sería el mundo total ; por lo tanto,  no podemos decir lo que no podemos pensar. Cada ciencia tiende a encerrarse en sí misma, en su propio lenguaje. De ahí la importancia de recuperar la singularidad, aproximándose a la realidad por la vía de la liberación interior. Decía Leonardo Da Vinci: "todo nuestro saber procede de lo que sentimos".

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