APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

jueves, 17 de marzo de 2022

"MUEIN: CERRAR LOS OJOS Y CALLARSE"

"El ente se concibe, en cuanto a su ser, como presencia, se le comprende de acuerdo a un determinado modo del tiempo, el presente (...) la simple percepción de algo ante los ojos (...) tiene la estructura temporaria del puro hacerse presente algo". Heidegger

Dice Hesíodo: "Ante todo existió el Caos...". La palabra Caos se relaciona con el verbo griego jaino, abrirse una herida, abrirse la boca... Esta visión, afín a todas las teogonías, en el principio se abrió una herida, también pudiera ser, se abrió la boca y se pronunció la palabra. Como lo relata el mito, la tierra, el cielo, el tiempo, los dioses, los humanos, son productos de esa primigenia fragmentación por la palabra pletórica de finitud. La tentativa inició también la sensación de distancia, de separatidad, de lejanía, de culpa. Con la conciencia pristina, surge la añoranza de lo Otro que restañe la herida. 

Comienza a introducirse un formato de relación humano-divina. Dionisos suministró el primer germen de unión para saturar la herida al que, se une su hermano Apolo, dando lugar a la adoración de los opuestos en la divinidad tal como ocurría en la naturaleza del ente. La oposición entre la belleza consciente y lo vital inconsciente. Otra de las tentativas fue el orfismo. Ambas describen el alumbramiento bipolar de los humanos. La conversión del sentimiento de gratitud hacia el alimento (convertido en animal totémico) por la noción de culpa originaria. El relato de la muerte del mito como deriva de los acontecimientos históricos transmitido a la descendencia. La solidaria ceremonia totémica de gratitud por la comida, se convierte en culpa que se presenta exteriormente como temor al castigo; pero, mayormente, como perturbación interior, como condena. La conmoción humana de esperanza en el futuro como burdo velo de simulación cultural. 

La tierra prometida entre Mesopotamia y Egipto asociada a su fertilidad de alimento, se convierte en la fuente del deseo en claro contraste con el árido desierto, con su soledad y su dolor que recuerda la sensación de vacío. El desierto físico remite al desierto simbólico. Hay desierto en las calles de las ciudades, en las cárceles, en los hospitales, en la pobreza. Sufrimiento enfrentado a la aridez del desierto exterior. Dice S. Kierkegaard, "los grandes hombres serán célebres en la historia (...); pero el más grande de todos fue quien esperó lo imposible". Creatio ex nihilo de la palabra. Escándalo filosófico y desafío científico. Pacto de las voluntades humanas creadoras de la predestinación como necesidad ciega. 

Ni necesidad, ni predestinación, sino pura libertad en connivencia con el destino eterno. La sutil y misteriosa dialéctica entre la palabra y el silencio. Psicología de los sentidos. El Logos, primero palabra, después razón. Su subida a escena despejó el escenario para que el relato subiera al pedestal de la máxima confianza. ¿Cómo dar la razón compartida de eso que no se ve? ¿Cómo alcanzar un común acuerdo cuando aseguramos que dos más dos son cuatro en nuestro espacio euclídeo y tridimensional? ¿En qué recóndito resquicio deben fundirse, sin que se confundan, las pretendidas certezas y verdades filosóficas o científicas, provisionales o no, falsas o no? La relevancia histórica consiste en atribuir al logos como palabra el elemento explicativo de la verdad. ¡Confiar en el logos! he aquí el acto de fe fundamental que permite la trasposición de la confianza mítica en confianza racional, diferenciando mythos de logos, como progresiva racionalización de la concepción del mundo. A pesar de ello, el mythos nos persigue con la intención de reunir lo separado para intentar volver al origen, a través de los primeros balbuceos del pensar

Desde una lectura arqueológica tal como propuso M. Foucault, se muestra la recóndita estructura inconsciente (onto-lógico-lingüística) que penetra sutilmente el concepto de verdad. La propuesta del ser como presencia (parousía) y la idea de verdad como aleteia. Lo que es presencia, se convierte con los juegos de la lógica en concepto. lo que sale a la luz ama ocularse, decía Heráclito. Comprender una cosa es también no comprenderla. El ser es tanto luz como oscuridad, tanto esencia como enigma. Algo así venía a decir Heidegger cuando mostraba la necesidad de volver la mirada a pensar el ser como presencia. Toda ambivalencia, toda presencia es manifestación bipolar de los contrarios, cuya tensión pendular muestra la complejidad de lo real y lo enigmático. Lo real, lo vivo, ha sido creado por el lenguaje simbólico que lo ahoga, impidiéndole mostrar su pristina presencia que busca elevarse sobre el ente y abrazar lo real. 

He aquí el eidos de la interpretación: el ser humano como arbitrariedad que debe expiar una injusticia para retornar al origen y librarse de la culpa. El fenómeno como pecado original. El múein, cerrar la boca o callar, nos permite observar desde el subsuelo la actitud del lenguaje. No se  trata de volver a la fuente originaria a través de un supuesto impulso thanático. No, bajo el discurso destructivo de la desesperación nihilista en una frágil y vacilante humanidad, sino bajo el semblant del verdadero ser humano. Anaximandro intuye la dialéctica bipolar en lo ancestral, pero no en el  reino de la palabra: "dónde fue el origen, allí es necesario volver". El ser es presencia como decía Heidegger, pero, presencia de la palabra. La palabra crea y oculta. Como bien decía Vittgenstein: "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". Rastro existencial y cultural que solo desde una atenta mirada logrará emerger a la luz. 

Aristóteles reconoce que la absoluta racionalidad de lo finito no es posible. Encontró que la idea de lo esencia es eidos, forma. En su metafísica nos dice que lo divino envuelve a toda la naturaleza. Ha dicho Aristóteles en su libro Tercero acerca de la Psikhe: "Y este entendimiento (...) por su naturaleza está en acto". El nous contempla y aprehende en las verdades eternas. La realidad cabalga a lomos de la la palabra-logos, y la palabra-mythos, heredadas por nuestros maestros. Los moldes acuñados bajo la matriz de las palabras generatriz del mythos y el logos que implicó aquella pristina epifanía. Las palabras advienen al lenguaje custodio del pensar. Lo que la palabra profiere está tomado de la corriente anímica y psíquica, pero no todo lo que incluye esa corriente anímica y psíquica se expresa en la palabra. La palabra es una selección en la que radica la complejidad de la "lógica" realidad. La apofhansis que denota hacer aparecer algo como verdad. Se persuade, aproximando al oyente a "la verdad", urgiéndolo a prestar su fe, a confiar en el progreso y co-labore.




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