APRENDIENDO A VIVIR

SOMOS LO QUE COMEMOS Y LO QUE PENSAMOS: Nuestra salud mental depende en buena medida de nuestro sistema de creencias y de nuestra alimentación.
Este blog quiere ser un punto de encuentro para las personas que buscan una explicación, para los que no comprenden; aquellos y aquellas que buscan con una actitud libre y abierta respuestas...
...quiere ser una herramienta a favor de la tolerancia, la justicia y la libertad...
...un instrumento para tomar el control...
...una ayuda para conocerse mejor, comprender la existencia humana, nuestras necesidades y apegos...
...en definitiva una herramienta para llenar nuestro vacio interior y recuperar la confianza...

lunes, 2 de octubre de 2017

"EL AGUA"

"Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida". Albert Einstein

El agua es esencial para la vida. Los nueve primeros meses de nuestra existencia, transcurren inmersos en el agua, dentro del seno materno. Dos terceras partes de nuestro cuerpo son agua. El agua está vinculada esencialmente a la vida. Para el pensamiento presocrático, el agua era uno de los cuatro elementos constitutivos de la realidad cósmica: aire, agua, tierra y fuego. En las culturas orientales es la materia prima, dicen los textos hindús: "el huevo del mundo se incuba en la superficie de las aguas", coincidiendo con Tales de Mileto quien decía que el agua era el sustento de todas las cosas.

M. Elíade asegura que, "cualquiera que sea el conjunto religioso en que se presenten, la función del agua es siempre la misma: la de desintegrar, abolir las formas, lavar los pecados, purificando y regenerando al mismo tiempo. Su destino es preceder a la creación y reabsorberla, sin salir nunca de su propia modalidad, es decir, sin poder manifestarse en formas... La finalidad de las lustraciones y purificaciones rituales con agua es actualizar en un instante "aquel tiempo" en que tuvo lugar la creación; son una repetición simbólica del nacimiento de los mundos o del hombre nuevo".

Cuando el agua adquiere un carácter sacro, posee el poder y la capacidad de transformar el mundo. El agua limpia en sentido físico y purifica en sentido simbólico; es una sustancia viva y espiritual que actúa como mediadora entre los seres humanos y los dioses; representa la frontera entre este mundo y el más allá. Saint Exupéry lo expresa así: "Agua, no tienes color, ni sabor, ni aroma. No se te puede describir. Se gusta de ti sin conocerte. Ocurre que se te necesita para la vida. Nos penetras como solaz, cuya exquisitez ninguno de nuestros sentidos es capaz de expresar. A través de ti recobramos las fuerzas..., Eres el tesoro más preciado de la tierra (...) ¡Eres una humilde deidad!

Las civilizaciones, hijas del agua, proyectan en ella sus fantasías, que explican sus orígenes e imaginan los límites de lo humano entre corrientes. A través del agua se viaja al más allá, en un viaje que puede fortalecer o destruir la identidad, preservar o aniquilar la memoria. Caronte, barquero del Hades, consagrado al agua permanens por aliviar a Hércules; quien ha permitido volver de los infiernos a Orfeo y a Psique, guía las sombras errantes y las almas a través de las aguas estigias que desvelan el secreto del eterno retorno en el viaje a la ensoñación.

Decía C. G. Jung: "...el muerto es devuelto a la madre para que lo vuelva a parir". El agua proyecta el universo en el que los astros se renuevan. Invita a soñar y sumergirse en sus profundidades, a pesar de que, a medida que se hacen más profundas las aguas, el sentimiento es doloroso; es una especie de debilitamiento melancólico en el que duermen la belleza y la eterna renovación de la vida. 


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