El poder tiene formas diferentes de expresarse. La más directa e inmediata se exterioriza como negación de la libertad. Capacita a los poderosos para imponer su voluntad por medio de la violencia contra la voluntad de los sometidos. Sin embargo, con que una sola voluntad se oponga al poderoso da testimonio de la debilidad del propio poder.
Pero el poder no es necesariamente censurador. Incluso puede hacer uso de la libertad. Ahora bien, solo de una forma negativa de libertad, manifestándose como violencia negadora, quebrando la voluntad. La técnica propia del neoliberalismo es ejercer un poder sutil, flexible, inteligente e invisible en el que sujeto sometido no es consciente de su sometimiento. El entramado de dominación queda totalmente oculto, de ahí que el sometido se crea libre.
Con esta técnica, los sujetos se someten por si mismos al entramado de dominación. Su eficacia se debe a que no actúa a través de la prohibición, sino complaciendo deseos. Cambia la sumisión por la dependencia.
El poder inteligente no se opone a la psique, la explora y se ajusta a ella. Exige compartir, participar, comunicar nuestras opiniones, necesidades, deseos y preferencias. Evalúa nuestras conciencias, nuestros pensamientos conscientes e inconscientes para cambiar la decisión libre por la libre elección.
Según Foucault, el poder soberano era el poder de la muerte. El poder disciplinario es, un poder de imposición de vida, fija el cuerpo a un sistema de normas; hace del cuerpo una maquina de producción. El poder inteligente, sin embargo, convierte la vida en un producto para comerciar con el con la colaboración del propio sujeto.
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